lunes, 17 de enero de 2011

Una mañana cualquiera en una ciudad cualquiera, un rayo de sol entra por una ventana de un edificio cualquiera.
El rayo de sol atraviesa la ventana justo en el momento en que una mujer juega con su bebé después del baño.
El rayo de sol llega a la tripa del bebé justo, justito en el momento en que una cosquilla que es una caricia, produce, casi sin querer, una sonrisa.
El bebé ríe.
La risa asusta a la araña,
que suelta a la mosca,
que vuela a la caca,
que hizo el perro
que tira de la correa
que hace tropezar a un hombre que va al trabajo.
El hombre cae en la caca, mancha su traje y sube a su casa,
justo,
justito a tiempo,
para ver a su hijo riendo.
Y el hombre también ríe.
La risa atraviesa la pared, entra por el oído y llega a la boca de la enamorada, y allí en la boca se hace canción.
La enamorada canta.
Canta la canción que hace crecer la flor amarilla
que liba la abeja amarilla
que hace miel amarilla
que endulza el té
que bebe la anciana que recuerda.
Recuerda...
Recuerda...
Recuerda la primera risa de su hijo, un día, cuando después del baño, ella, casi sin querer, le hizo cosquillas.



(Magdalena Labarga-Cuentos a la Orilla del sueño-)

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