lunes, 24 de octubre de 2011

Creí que la persona que soy iba a ser de por vida. Que esa persona nace, crece y ES  hasta el día final a pesar de los cambios que haya en su interior, los golpes, y las vueltas de su entorno. Que su ser es y será el mismo. Creí que los cambios y las decisiones me hacían ser más YO, más, no menos, se suma, no se resta. Que mientras me encontrara, creyera en mi, nada ni nadie podría hacerme sentir perdida. Creé  los estados por los que mi alma y mi ser deberían pasar para encontrarme más a mi... y luché, perdí..., gané..., encontré... y volví a perder.
Creí SER hasta el último minuto de mis decisiones y mis sentimientos, elegir por corazón, sustituir la razón y la práctica por lo que mueve cada segundo a ser lo que soy, a querer lo que quiero... y me creí lo que me enseñé... y todas esas creencias me llevaron a donde estoy ahora.
Pero estando en este estado, otra vez empecé a buscar en mi, en mis creencias, y muchas cosas ya no están. Sus bases cayeron fondo. La tormenta derrumbó también sus cimientos...y entonces sucedió que me dí cuenta de algo muy grande,  estaba ignorando que había ocurrido algo muy distinto esta vez. Algo que jamás pensé que iba a suceder.


Que también se muere... 


Que yo me había muerto... y no habia nada más que rebuscar..., porque ya no estaba.










... ahora brota en mi otro ser, otro yo...


... sólo que éste trae memoria...





No hay comentarios: